Romeria de Ntra. Sra. de los Clarines(1º Parte: La Salida)
Publicado por Antonio Rosillo Ramírez | Etiquetas: Romería de Clarines | Posted On viernes, 21 de noviembre de 2008 at 7:29
Todo empieza para nosotros el catorce de Agosto por la mañana muy temprano a eso de las siete (aunque es cierto que llevemos en el recinto de la romería un par de días atrás). Esa mañana es difícil de explicar, uno se levanta con sueño, pero a la misma vez con ansias y nervios de que empiece todo.
A eso de las ocho ya se tiene ensillado el caballo para salir en dirección a Beas ( La Cual se encuentra a unos 3 Km. de distancia) por ese camino de olivos y trigales se empiezan a recordar los buenos momentos transcurridos en años pasados, y a pensar en los que sucederán en esta edición, a eso de las nueve menos cuarto se entra en el pueblo, el cual se puede ver engalanado debido a la salida de su Madre (Carros por todos lados, la Residencia con su arco repleto de flores de papeles, con sus colgaduras los balcones de las casas, jinetes por las calles, mujeres vestidas de flamenca y los hombres vestidos de corto...)
Al llegar a la plaza de España (donde se encuentra situada la Parroquia de San Bartolomé Apóstol y Mártir) se observa un ambiente familiar, "todo el mundo con todo el mundo", en la cual no cabe un alfiler (porque los hijos de Ntra. Sra. llevan esperando ese día durante los 364 días del año, y ven que ese sueño llega).
Son las nueve en punto de la mañana (nos lo avisa el reloj del Ayuntamiento) y las campanas de la torre de la Iglesia, empiezan a repicar como no lo hacen ningún otro día del año, también se escuchan el tronar de los cohetes que tiñen esa mañana celeste, con un tono blanquecino, es por fin la hora, la cual lleva todo el año soñando el beasino, cuando su Madre se asoma por el dintel de la puerta, en los brazos de su costalero, todos siguen con especial atención y emoción ese momento, los hombres se quitan sus sombreros, la Virgen esta casi fuera, suena el llamador, y sus costaleros elevan su trono con toda su alma, y se reposa a su Madre sobre sus hombros, no se aguanta la emoción, y entre palmas, sevillanas, lagrimas y vivas Clarines es recibida por su pueblo, para que la lleven a su Ermita.
Los caballistas van abriendo el cortejo con sus insignias, detrás viene Ella, y en su manto todos los peregrinos a pie, cantando y bailando sevillanas en su honor. Por último se ven los carros y los charrets.
Al llegar a la salida del pueblo todos se arremolinan alrededor de Ella. En ese momento no hay ningún tipo de protocolo que valga. El Sacerdote Párroco del Pueblo y Director Espiritual de la Hermandad, reza unas Oraciones, no se escucha ni el rechinar de los cascos de las bestias, solo las palabras del Párroco, cuando este da su Bendición todo vuelve a ser como antes, y el Presidente de la Hermandad cede la vara a el Hermano Mayor, para que tome las Riendas de la Romería de este año. Este sencillo acto acaba con un emotivo abrazo entre ambas partes, y con los consecuentes vivas de ambos. Ya la Virgen se dirige a la Residencia de Ancianos y de ahí comienza su caminar hasta su aldea.
A eso de las ocho ya se tiene ensillado el caballo para salir en dirección a Beas ( La Cual se encuentra a unos 3 Km. de distancia) por ese camino de olivos y trigales se empiezan a recordar los buenos momentos transcurridos en años pasados, y a pensar en los que sucederán en esta edición, a eso de las nueve menos cuarto se entra en el pueblo, el cual se puede ver engalanado debido a la salida de su Madre (Carros por todos lados, la Residencia con su arco repleto de flores de papeles, con sus colgaduras los balcones de las casas, jinetes por las calles, mujeres vestidas de flamenca y los hombres vestidos de corto...)
Al llegar a la plaza de España (donde se encuentra situada la Parroquia de San Bartolomé Apóstol y Mártir) se observa un ambiente familiar, "todo el mundo con todo el mundo", en la cual no cabe un alfiler (porque los hijos de Ntra. Sra. llevan esperando ese día durante los 364 días del año, y ven que ese sueño llega).
Son las nueve en punto de la mañana (nos lo avisa el reloj del Ayuntamiento) y las campanas de la torre de la Iglesia, empiezan a repicar como no lo hacen ningún otro día del año, también se escuchan el tronar de los cohetes que tiñen esa mañana celeste, con un tono blanquecino, es por fin la hora, la cual lleva todo el año soñando el beasino, cuando su Madre se asoma por el dintel de la puerta, en los brazos de su costalero, todos siguen con especial atención y emoción ese momento, los hombres se quitan sus sombreros, la Virgen esta casi fuera, suena el llamador, y sus costaleros elevan su trono con toda su alma, y se reposa a su Madre sobre sus hombros, no se aguanta la emoción, y entre palmas, sevillanas, lagrimas y vivas Clarines es recibida por su pueblo, para que la lleven a su Ermita.
Los caballistas van abriendo el cortejo con sus insignias, detrás viene Ella, y en su manto todos los peregrinos a pie, cantando y bailando sevillanas en su honor. Por último se ven los carros y los charrets.
Al llegar a la salida del pueblo todos se arremolinan alrededor de Ella. En ese momento no hay ningún tipo de protocolo que valga. El Sacerdote Párroco del Pueblo y Director Espiritual de la Hermandad, reza unas Oraciones, no se escucha ni el rechinar de los cascos de las bestias, solo las palabras del Párroco, cuando este da su Bendición todo vuelve a ser como antes, y el Presidente de la Hermandad cede la vara a el Hermano Mayor, para que tome las Riendas de la Romería de este año. Este sencillo acto acaba con un emotivo abrazo entre ambas partes, y con los consecuentes vivas de ambos. Ya la Virgen se dirige a la Residencia de Ancianos y de ahí comienza su caminar hasta su aldea.
